16.3.12

Se convirtió en fotógrafo ambulante y desde ese día que lleva en su bolso de 20 x 15 cm un manojo de fotos de las personas que según él han salvado su vida. De esa forma, carga la imagen de un joven con quien en una noche de excesos miró las estrellas buscando respuestas a preguntas que en toda una vida de idas y vueltas a través del consiente, preconsciente e inconsciente, nunca pudo responder. Una señora a quien una vez robó una manzana verde en un día caluroso, dándose ella cuenta de lo sucedido sin que le dijese nada. La imagen de un perro que lo acompañó en una aventura mientras acampaba en un sector seguro cercano a la carretera del desierto, donde muerto de frío, se aferró al animal y logró conservar el calor. Junto a ellas, en ocasiones se encuentra la foto de Johann Sebastian Bach y la de Oscar Wilde, pero, por razones que desconozco, a veces las oculta.

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