19.11.12

Desierto de Atacama

De todas las cosas que vi en el viaje de estudios que realizamos a San Pedro de Atacama, el Desierto de Atacama fue una de las cosas que me pareció más impresionante. No sólo por el hecho de su hermosura inexplicable, sino por algo más relacionado con los estereotipos: en los desiertos no hay vida.

Viajamos por seis días recorriendo el desierto en una mini van que en muchas ocasiones me recordó al joven Kerouac recorriendo el "road" que lo convirtió en un ídolo.

La caminata en el Valle de la luna o la zambullida en la laguna Cejar son cosas que me hicieron sentir una conexión que ya creemos olvidada entre la naturaleza y nosotros, el desierto es como un gran vientre maternal, te acoge y te relaja. 

El lenguaje del desierto: el silencio.

"Volviendo de los Geisers del Tatio"