8.4.12

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Sentado junto a mí, un viejo señor
deja descansar sus rodillas alborotadas.
Su mirada es ruidosa,
pero lo disimula detrás de sus párpados cansados.

Ahora, junto a sus pupilas rugientes
pienso en los túneles del tiempo
que forman sus arrugas,
y lo imagino en las ruinas
de un vaso de cerveza,
observando la espuma
 de lo que se cree un vacío,
pensando en el fin del mundo.

Deseo ocultarme en la oscuridad de mis lunares,
pensando en que no llegue la noche
en la que confundiré el día que coloreé una brisa
usando papeles picados,
con uno más de mis sueños.

1 comentario:

Vian dijo...

Hermoso texto...