“Se estaba día y noche leyendo y releyendo, y fumando y fumando, y bebiendo tazones de té con leche, y enojado siempre contra sí mismo o contra el otro (que era acaso yo) o contra el mundo, de un enojo que no se avenía con su blanquísimo rostro barbilampiño o su atenta mirada de precoz intelectual.”
1 comentario:
pensé que había comentado esto. Decía que esto me causó especial gracia, y que me paso por acá de cuando en vez porque me gusta leer lo que escribes.
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